Leche condensada y orgullo africano

 Ayer recibimos en el Lar una donación no se si muy práctica. El gobierno de Benguela nos entrego 4800 kgs. de leche condensada… lo mejor de todo es que caduca a final de junio. Aunque somos muchas para ayudar, a ver como nos arreglamos para meternos semejante cantidad de azúcar entre pecho y espalda en un mes. En fin, mis expectativas de adelgazar en Angola se han esfumado de un plumazo…

Por cierto que el tema de las donaciones yo no lo acabo de ver. La verdad es que la mayoría de las veces se reciben cosas bastante inútiles o imprácticas. Hace un par de semanas vino a vernos Miss Angola (muy muy bonita, por cierto) con algunos políticos y camaras de televisión. Nos dejaron unas cuantas cajas de unas pomadas que no se sabe para que sirven, y la sonrisa para la foto. Eso sí, ya salí en la tele de Angola.

No siempre son las cosas así, también es cierto. Ayer conocí a una mujer que me encantó. Donna Esmeralda es la mujer del gobernador, y es la que nos llamó para ir a recoger la leche condensada. En el Lar la quieren mucho porque siempre se acuerda de las niñas y es muy cariñosa. Mujer trabajadora, la encontramos en el lugar donde estaban los contenedores con los miles de kilos de leche, organizando la distribución y sudando como una más. Teniendo en cuenta que su función realmente es la de acompañar al gobernador en plan mujer florero, hay que reconcer su disposición y labor.

Mucho trabajo que hacer...

Al margen de esto, el fin de semana fue bastante movido. El sábado fuimos a trabajar al campo a limpiar el terreno de las hojas secas que cayeron de los bananeros para poner ya en breves a circular el agua. A los cinco minutos de llegar yo ya estaba llena de tierra de pies a cabeza, y todas riendose de la blanquita que se esta poniendo morena en un momento… claro, pensaba yo, como si no estuvierais todas igual de guarras, solo que no se os nota! El trabajo en el campo es duro, pero a las chicas les viene muy bien ponerse a ello para que se hagan un poco responsables y conscientes de lo que cuestan las cosas, aunque se quejan que da gusto.

La prueba de que no miento, también me tocó trabajar!

Y el domingo se celebró el día de África. La fecha es en realidad el 25 de mayo, pero este año ya no es festivo –decisión muy razonable del gobierno, porque como ya mencioné, entre pitos y flautas con tanto festivo aquí no dan un palo al agua-. Así que se pasó al fin de semana. Es emocionante ver celebrar el orgullo de ser africano, que en plena crisis euroescéptica es todo un contraste. Música, bailes, comida, vestidos africanos… me terminé de enamorar, en serio.

En el descanso, a jugar a las cartas. Parecemos paisanos.