Milagros económicos



Después de poquito tiempo en Luanda, tocaba la vuelta a Benguela. Aquí sí que se siente el cambio, quizás porque conozco esto mucho mejor que Luanda.

El primer pequeño drama que me encuentro es que mi bar preferido está cerrado (por reformas). Es una terraza en el paseo de la playa que imita a un portaviones (de hecho, se llama el Portavions). Sin embargo, y a cambio, ahora hay muchos más bares y restaurantes en Benguela, y también muchos hoteles nuevos. Y por supuesto, detrás de esto, muchos, muchos más extranjeros. Cuando estuve aquí en 2011 había ya algunos, pero no se dejaban ver por la ciudad. Yo descubrí que estaban ahí un día que me llevaron a una playa un poco apartada (Baia Azul), y para mi sorpresa, eso era territorio blanco. Sin embargo, ahora quien puebla las terrazas de todos los bares y restaurantes nuevos son trabajadores portugueses y brasileños sobretodo, aunque también hay ingleses y otros europeos. Los chinos son un capítulo aparte, hacen otra vida. No es que no haya angoleños en los bares, pero esto parece más una cosa de blancos. 

El Portavions en los años dorados

El hecho de que el número de extranjeros se haya multiplicado tiene que ver mucho, por supuesto, con los cambios que experimenta la ciudad y el país en general. ¿Qué hay de nuevo por Benguela? Se está asfaltando, construyendo, centros comerciales modernos, y nuevas tiendas. Por cierto, la tipología del extranjero ha cambiado algo también: los coches de ONGs y organizaciones internacionales han sido ya completamente sustituidos por los de las multinacionales. Las fases de la neocolonización, dicen.

Venga a remover tierra para asfaltar (centro de Benguela)
Hay fábricas de materiales de construcción -normalmente con sello chino-, ingenierías brasileñas, y empresas portuguesas vendiendo sus productos. Pero lo que viene siendo producir aquí... poco. Si te das un paseo por una tienda, los únicos productos que yo he conseguido identificar hechos en Angola son algunos refrescos y cervezas. Y punto. Por supuesto, en el mercado hay frutas y verduras angoleñas, pero también muchas se importan de Sudáfrica. Interrogando a mis "fuentes", no conseguí que nadie identificara una fábrica angoleña, al menos en esta zona. Lo máximo, rumores de que se va a reabrir una fábrica textil que se cerró durante la guerra.

El consumo se ha disparado en paralelo al crecimiento, aunque de lo que yo he visto el grueso de la población sigue viviendo de trabajar para el sector público, pero fundamentalmente, del comercio -ambulante-, que no debe ser especialmente lucrativo. Por poner un ejemplo, debajo está la casa de un trabajador de "clase media". Efectivamente, los barrios siguen sin asfaltar, y lo que es peor, sin sistemas de desagüe. Así que los barrios populares siempre están atravesados por "arroyos" de aguas negras pestilentes alrededor de los que se hace vida, se vende, y los críos juegan. Estos arroyos desembocan en un canal que atraviesa la ciudad, que a su vez desemboca en la Bahía, por supuesto sin pasar  por ningún tipo de depuración. Volviendo a la casa, para mi sorpresa descubrí dentro hay una televisión de plasma enorme. Estas cosas son las que a mí me dejan con los ojos como platos; no entiendo la desproporción en el gasto en consumo mientras que el mínimo de habitabilidad no está cubierto. Esto es un ejemplo de mil.

Casas angoleñas
 
Pues en eso consiste la paradoja del país a mi modo de ver. Los niveles medios de educación y sanidad son muy deficientes por la falta de estructuras e infraestructuras que cubran las necesidades, pero la gente está centrada consumir. Efectivamente, la globalización llegó con fuerza al país, pero no sé si para lo bueno precisamente.
Mercado de Benguela "A praça"

Ahora, la pregunta inevitable: ¿y cómo va a pagar el país la factura? Me refiero, la factura de las carreteras asfaltadas por brasileños, los trenes construidos por chinos, y la leche en polvo importada -digamos- por portugueses. Supongo, y solo se me ocurre, que con petróleo. Lo que había de industrias transformadoras, y la agricultura aún no se han repuesto de la guerra. El gobierno anuncia estar trabajando en esa dirección, y ya se puede ver en una foto que publiqué en el post anterior publicidad del gobierno sobre la eliminación de trabas aduaneras a la importación de equipamiento industrial y materias primas. Sospecho que el problema va mucho más allá.

La pesca local que sobrevive -a pesar de los grandes buques extranjeros-

Comentarios

  1. Efectivamente esto es la neocolonización. Lo he visto en todos los países en vías de desarrollo que he visitado. A las multinacionales que se implantan allí les importa un comino que la población no tenta agua potable o acceso a la educación y la sanidad. eso es problema de los gobiernos locales. Lo único que quieren es que la población se vuelva adicta al consumo sin ton ni son, como se ha estado acciendo en occidente durante décadas. Pero ahora que en Europa el consumo consciente y alternativo está empezando a aparecer hay que largarse a otras regiones del planeta donde nunca hayan oído hablar de esto.
    Por cierto, son Angeles.
    Besinos

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