Caótica Luanda

La verdad esque estaba esperando para poner un nuevo post a poder añadir fotos, pero resulta que no consigo que este ordenador lea mi tarjeta de memoria, así que las fotos van a tener que esperar.

Empecemos por el principio… al poner un pie fuera del avión lo primero que note fue el calor, que subidón! con lo que me gusta a mi el calor, ya me alegro la llegada. Aunque sospecho que después de estos tres meses tropicales, tampoco me va a importar volver al verano de Asturias en que a las 6 de la tarde estas tiritando en la playa...

Pero antes de eso, en la última hora de avión, empece a sentir cierto desasosiego por lo que me esperaba, no tenía ni idea! Además de pronto pense (a buenas horas) que no tenía ningún telefono de contacto, así que si había algún problema a ver a quién llamaba…
Pero en cuanto salí de la zona de equipaje vi a las dos monjas que me esperaban y ya se me quito esa sensación, me cogieron de la mano, me metieron en un jeep y no pararon de reirse en todo el camino. Por cierto que así son todos los angoleños (o angolanos, todavía no lo tengo claro), se rien todo el rato!

Al principio en la carretera pense yo, coño, si Luanda no está tan mal… El aeropuerto es muy moderno y al principio hay avenidas grandes, e iluminadas, con semáforos… los primeros 15 minutos. Según nos vamos acercando a la periferia va desapareciendo el asfalto y aparece el barro, los charcos enormes y el caos... y de noche hay poco tráfico, de día es imposible! Los coches van por donde pueden, intentando evitar los charcos (se acercan más a piscina que a charco en verdad) así que no hay direcciones ni carriles ni nada que se le parezca.

La casa donde viven estas mujeres esta en un suburbio de Luanda, llamado Cuca por la cerveza local que se llama así (igual que mi madre…) y se fabrica allí al lado. Esa noche ya me salté de un plumazo, y para abreviar, la mitad de las recomendaciones que me dieron en sanidad exterior. Bebí el agua que me dieron (ni pastillas pa potabilizar ni chorradas…) , la fruta tal cual y me abrasaron ya los mosquitos… esto ya lo veía yo venir, porque como me ponga tonta con que esto no lo puedo comer blablabla muero de hambre, y a mi que me expliquen como se hace para que no te piquen los mosquitos!! porque yo lo que es el repelente, me lo hecho. Pero los muy cabr... siempre encuentran algun sitio (planta del pie, por ejemplo) para picarme. Tengo esperanzas de que se aburran de mi, pero esto todavía no ha pasado.

Así esa noche que me acoste (en mi cama con mosquitera, me encanto ;)) rezando con que hubiera heredado el estómago de mi ascendencia mexicana y no la española (porque como tenga que resistir con los genes paternos voy lista) y por el momento, sigo fresca como una lechuga!

Al día siguiente (el lunes) me levante pronto para ir al aeropuerto porque volvía a coger un avión para venir a Benguela. Ilusa de mi, pensé que iba a viajar en autobús pero me contaron que era demasiado largo. Aunque el recorrido normal para el aeropuerto es de media hora, diría yo, en circunstancias normales, tuvimos que salir dos horas antes… y las necesitamos. Aunque curiosamente hay semáforos por todas partes, solo funcionan, según me dijeron, los de la plaza de la independencia y dos más. Así que la técnica para conducir es la siguiente: cuando quieres cambiar de dirección tienes que meter el morro del coche como puedas y atravesarte. Engarrafamiento es la palabra que se oye continuamente.

PD. Perdón por las faltas, pero tengo un corrector de portugués aquí dispuesto a arreglarme la vida.